Dejé las contraventanas abiertas al marchar
para que las plantas vieran el paisaje,
reducido a la poca luz de estos grises días,
y al muro ciego del edificio de enfrente.
Dentro me esperaban las sabanas que
unos días antes, muy de madrugada,
extendía venida del pressing,
y me apresuraba al tren tirando de la maleta.
Todo se había quedado preparado para acoger.
Desde fuera las plantas saludaban,
La luz se encendía pese à la tarde hora,
un té se calentaba,
los últimos latidos del corazón se dejaban escuchar.
El alma susurraba al oído,...que se apagara,
perdida en los paisajes del tren,
en la lectura de un libro de Bernabé Tierno,
en unas pequeñas lecciones de alemán,
..en un horizonte en el que ya hacia noche.
Cruzarla ha sido ahondar en una maleta,
la suya, muy distinta a la mía.
Unos ojos negros, un velo cubriendo su cara,
dulce como la miel de sus 21 anos.
Un punto de encuentro.
Cruzada par azar en el tren,
Zhara - Mauritania - 21 anos.
Magnifica!
Magnifica!
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