Me siento en este banco, retorcido por el paso del tiempo, la humedad, quienes se sentaron en él...y desde ahí voy pasando a mi interior.
Relajo el pelo al aire, siento su murmullo acariciar mi piel...la destenso.
Noto como el aire entre a traves mis fosas nasales, se tibia después y llega a mis pulmones...hincha bronquios y bronquiolos...Mi vientre se mece con dicho vaivén. Siento como mis piernas se apoyan sobre el suelo, ligeramente rotadas hacia afuera. Mis brazos parecido. Sólo las muñecas sienten la necesidad d girarse. Abro la nuca y relajo la mandíbula.
Ninguna palabra podría ahora articularse. Es ahí cuando mi cabeza empieza a abandonarse...divagaciones diversas rebrotan y se apagan. Cada vez son menos. Menos es más. Empiezo a estar en mí yo, fisiológico y en calma.
AISLADA
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